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02 Abr 2013 - Vivir Empresa

Sentimientos de emprendedor

Como el fin no justifica los medios, tampoco la intención justifica la empresa que se emprende. Tampoco la sola intención basta para crearla. Eso sí,determina el valor de su emprendedor. Sin una intención valiosa, el mérito es simple casualidad y, sin una intención recta, no hay ética posible. También la pasión por la empresa depende en gran medida de la intención con que se la emprende.

 

Hay realidades que no despiertan pasión porque simplemente no se conocen. Por ello animaba en el primer post a descubrir y entender la grandeza de la empresa. Otras veces ocurre que no es el desconocimiento sino la propia mezquindad quien lo impide: son los que reducen algo tan grande a un mero interés personal o, simplemente, a un ser más rico: con los años, el más rico del cementerio…, y el más solo. Quien no es capaz de asombrarse, apreciar y saborear la grandeza de la realidad cotidiana, poca capacidad tiene para ser feliz; pero si, más todavía, es el protagonista de una realidad tan grande…

Dicen que la felicidad está más en dar que en recibir. Yo creo que es así, y que eso es una muestra más de la paradoja de la vida: tras la engañosa evidencia de que para ser feliz hay que mirarse al ombligo, hay que madurar y descubrir que es justamente al revés. A la empresa se le da…, y se recibe. Si quieres recibir mucho, da más: ella es lo importante. Pero la intención se asoma de nuevo: ¿Das para recibir? O ¿Cómo balanceas este binomio? Porque este balance dice mucho… Dirigir, si no es para desarrollar, se reduce a manipular. Y cuando no se entiende la empresa, cuando no se sabe con lo que se juega, no se le respeta…, y acaba como juguete de nuestra tiranía o de nuestra codicia, por mucho que la vistamos de seda. Ser rico no es un valor, generar riqueza sí. El empresario de verdad, no su caricatura, tan abundante en nuestros días, lo entiende muy bien. Y así genera riqueza para todos y para él.

 

Comentaba al hilo del segundo post que, al igual que la familia es el gran emprendimiento en el ámbito del amor, la empresa lo es en el ámbito del hacer, del trabajo humano. Si bien no son los únicos, sí son los grandes. Fue el Profesor Martínez Echeverría quien me matizó, con todo acierto, que la empresa pertenece también al ámbito del amor: hace falta tener mucha capacidad de querer, de amar, para emprender, para hacer empresa.

Hace ya mas de 20 años creamos Foro Europeo, una empresa educativa, de personas y para las personas: que les ayude a ser felices, que les facilite su desarrollo como líderes de sí mismos, emprendedores, líderes de otras personas, líderes con valores. Gracias a este emprendimiento, más de 21.000 personas de 31 países diferentes se han acercado y desarrollado con nosotros.., personas con sus ilusiones de futuro, de ser mejores profesionales de la dirección, de ser felices haciéndolo… Que han traído su riqueza a Navarra, que generan riqueza donde estén…Y muchas empresas son mejores porque los tienen en sus filas… Y otras se han creado porque estudiaron en Foro. Sólo en 2012 ya trabajaron más de 100 personas en Foro, a quienes les aporta sentirse valiosos, ganarse un merecido bienestar, que se han casado o tienen hijos al disponer de un puesto de trabajo…, y compran casas, o un coche, o se van de vacaciones…, porque alguien creó Foro. Y otros trabajan para esta Escuela como proveedores, cuyas empresas salen adelante porque desde Foro se cuenta con ellas… El éxito es aldeano y apunta al propio ombligo; la fecundidad no tiene fronteras y apunta en todas direcciones, sin saber dónde ni cuándo acaban sus efectos.

 

Hemos cumplido sólo 20 años y…, acabamos de empezar. Tenemos la misión clara de educar personas líderes y por ello distinguimos lo importante de lo secundario. Una Escuela de Negocios es una comunidad de colaboración en el conocimiento, la experiencia y el aprendizaje, donde las personas -profesores, alumnos, empresarios- interactúan, donde el verbo más utilizado es servir:…y donde, por todo ello, la operación básica no es la suma sino la multiplicación. Esto es lo importante. Todo lo demás tiene valor si suma más que resta: por ejemplo, un edificio.